Cuando me desperté, me encontré rodeada de árboles exóticos llenos de fruta y muchos animales asustados. Me levanté y vi a Isabel intentando hacer fuego porque ya era noche. Le pregunté qué pasaba:
-¡Isabel! ¿Estás bien?, ¿qué ha pasado?
-¡Qué bien, ya te has despertado! Mira...ha pasado una cosa terrible. Una tribu se ha llevado a todos los pasajeros del barco, incluidos nuestros padres.
-Pero... ¿Por qué no nos han llevado a nosotras también?
-Porque no nos han visto, yo me escondí y tú te quedaste en el barco inconsciente.
-¡No puede ser! ¿Que haremos ahora?
-Tranquila, encontré esto en el suelo cuando se fueron los hombres.
Me enseñó un mapa de la isla. Parecía el mapa de un tesoro.
-Seguramente se le cayó a unos de los pasajeros o a los de la tribu.
-¡Mira! Aquí hay algo puesto. ¡Es un mapa del tesoro!
-Tenemos que encontrarlo, a lo mejor podamos recuperar a los pasajeros perdidos.
-Muy bien, mañana nos pondremos en marcha.
Al día siguiente hacía una calor insoportable, y nos fuimos al barco para encontrar provisiones para el viaje que tendríamos que hacer.
Nos pusimos a caminar y a caminar, sin encontrar rastro. Lo único que vimos fue a unos cuantos animales espantados.
Nos adentramos a la selva, tal como señalaba el mapa, donde también había un dibujo de una calavera. ¿Y si era la muerte? No podía parar de pensar en ello hasta que de repente no encontramos un edificio abandonado, parecía como aquellos palacios en que salía Indiana Jones a salvar a los hombres.
¿Tendríamos que hacer de Indiana Jones, salvando a los hombres?
Yo soy muy mala en estas cosas de aventuras, pensé.
Nos adentramos en el edificio, y el miedo nos recorría por todo el cuerpo.
-¡Hay un agujero enorme!-dije yo.
-¿Intentamos saltarlo?
-No sé, vamos a intentarlo.
Isabel, con su gran agilidad, trepó como un mono para enfilarse en una especie de árbol que había, saltó y como un milagro pudo pasar al otro lado.
-¡Venga! Te toca a ti.
-¡No! No puedo, tengo miedo a las alturas.
-Por favor, hazlo por todos los que quieras un montón, si conseguimos esto, seremos las más valientes aventureras del mundo.
-Vale, lo intentaré.
Trepé por el árbol ycuando salté, creía que me moría pero aterricé en el suelo.
-Muy bien, lo has conseguido.
-¡Sí! Venga, vamos.
Poco a poco, cada vez se hacía más oscuro el sitio hasta que se quedó completamente a oscuras.
El miedo que teníamos era inexplicable.
De repente, oímos unas voces de auxilio. ¡Eran los pasajeros que pedían ayuda para ser liberados!
Isabel y yo, pudimos liberarlos de sus cuerdas. Se ve, que los de la tribu les amenazaron con matarlos y los dejaron allí. Intentamos salir de ese sitio tan terrorífico y nos fuimos hasta el barco, donde encontramos un móvil con el que llamamos a la Guardia Marina para que viniera a salvarnos, ya que el barco estaba totalmente destrozado por el accidente.
Como tardaron un día en venir, nos apañamos y nos ayudamos unos a los otros para seguir con vida.
Las madres hacían fuego y preparaban la comida y los padres hacían cabañas de madera para poder dormir.
Al final, la Guardia Marina, nos vino a rescatar y nos llevó directamente a nuestro hogar. Ese día fue el último que vi a Isabel, ya que se iba a Inglaterra.
Chiara di Nolfo
1 ESO A
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