Hace tres años recuerdo que viaje a Japón de un día para
otro, con la esposa del jefe de la empresa donde trabaja mi padre. Todo empezó
con un día soleado de verano en vacaciones, estaba echada en el sofá de la
sala viendo la tele, cuando de pronto suena el teléfono, rápido mi
madre fue arriba a atender el teléfono que sonaba. Después de mucho tiempo
hablando mi madre por teléfono, de repente baja corriendo gritando mi nombre y
me dijo que la señora Kasumi, esposa del jefe de mi padre, me había invitado a
que fuera con ella y su hija a Japón. Al escuchar decir mi madre eso grité de
alegría, porque durante mucho tiempo mi sueño era viajar a Japón para conocer todo sobre ese
país. Así que al cabo de dos días ya tenía mi maleta lista para irme.
El avión
de Barcelona a Japón salía a las 7:00 de la mañana, tuve que despertarme
muy temprano, pero para mí no fue problema, ya que no podía dormir de tanta
ansiedad que tenía. Al llegar al aeropuerto de Barcelona me encontré con la
señora Kasumi y su hija, que me estaban esperando. El avión ya estaba a punto de
volar así que entramos. Sin que me diera cuenta ya estaba en la estación de
Japón Tokio.
Al salir de la puerta del aeropuerto nos encontramos con dos
señores ya mayores, una mujer que nos estaba esperando afuera con un coche. Nos
encaminábamos a una ciudad de Japón llamada Kyoto. Todo lo que veía desde la
ventana del coche, era como estar en un otro mundo era todo diferente las
calles las casas. Al llegar a Kyoto nos hospedamos en la casa de los padres de
la señora Kasumi, era una casa tradicional japonesa con tapices tradicional y puertas corredizas, era todo muy ordenado y limpio, que hasta
entrábamos sin zapatos dentro de casa.
Luego, la señora Sato, que es el apellido
de la familia de la señora Kasumi, nos preparó una comida muy típica de Japón, que se llama yaksuba, que es como fideos pero con salsa de soja y verduras,
está riquísima. Al día siguiente nos fuimos a la capital de Japón, Tokio. Era de
verdad como estar en otro mundo, era todo diferente, había letreros enormes en
japonés, tiendas, edificios grandes, era como estar en mis sueños que se sueño
había convertido en realidad. Luego fuimos a comer a una tienda donde se
preparaba rameen. Más tarde nos fuimos a un templo budista, que era un lugar muy
tranquilo, muy en paz. Porque lo curioso de Japón es que cuando estás en la
cuidad es muy ruidoso y muy histérico pero cuando entras en un templo es todo
más tranquilo, más pacífico y me gustó mucho.
Los otros día los pasé visitando otros lugares de Tokio, como la torre de Tokio, que es una torre que se
parece a la de París, pero solo que la de Tokio es roja. Cuando se hace de noche
es muy luminosa y preciosa.
Para finalizar, el último día de mi visita a Japón en
Kyoto fue a una feria donde hay muchas atracciones, tiendas de comida
japonesa, y tiran muchos fuegos artificiales y donde las chicas se visten
con un traje tradicional llamado yukatas. Es un vestido muy adornado con
dibujos de flores que todas las chicas japonesas llevan esos días festivos, a comienzo de agosto para festejar el inicio del verano. Como
dije antes, es donde tiran fuegos artificiales. Es un festival muy bonito e
inolvidable, que se quedará grabado para siempre en mi memoria.
Al día
siguiente por la tarde ya tenía todo listo para irme. Aún recuerdo lo que dije al
despedirme de los Satos, aligato-ikimas o algo así, que significa gracias por
todo, y una inclinación de respeto y
también agradecí muchísimo a la señora Kasumi haberme llevado con ella a Japón
. De ahí embarqué directamente a España, llevando conmigo todos los grandes
recuerdos y memorias de mi más apreciado y preferido país JAPÓN.
¡Yon Suk, muy BUENA redacción!
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