Suceso extraño

Marco y Julio se dirigían hacia uno de los castillos más grandes, extraños, viejos y encantado que jamás habían escuchado hablar.

Pararon durante unas horas al lado de un lago para que los caballos y ellos mismos pudieran descansar. Allí hicieron noche.

-         ¡Amo! – exclamó Julio.

Marco se despertó muy asustado, pensado que podría haber pasado lo peor.

-         ¡Dime Julio, que ha pasado! – respondió Marco muy asustado.

-         Amo, si se fija allí a lo lejos, justo encima del agua del lago, se divisa una luz blanca. 

Pasan cinco o diez minutos y ambos siguen callados, no se atreven a decir ni una mísera palabra. Se fijan con atención y ven como la luz blanca se hace cada vez más grande, y se les va acercando. De repente de la luz blanca sale una bellísima mujer.

-         Hola chicos, soy la dama que protege el castillo. Sé que habéis venido en busca de él, pero yo os debo decir que de aquí no podéis pasar. En ese castillo hay cosas verdaderamente extrañas, y aparte de mí, hay muchos hechizos protegiendo el castillo – les explicó la dama.

Ellos muy asustados decidieron  volver a sus casas y no volver jamás a aquel lugar y muchísimo menos hablar de aquel espantoso ocurrido.