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de Agosto, hacía mucho calor, demasiado diría yo. De camino al aeropuerto, para
irnos a Ibiza. Mis padres, mi hermana y yo. María (mi hermana), y yo, estábamos
muy nerviosas, queríamos llegar ya a ese lugar donde el mar era azul
cristalino, donde las olas chocaban con las rocas y se formaban burbujitas
blancas y brillantes en el agua. Nada más ni nada menos que una hora para poner
las maletas en el avión, desembarcar, llegar y sacar las maletas.
Al llegar nos fuimos al barco donde estuvimos alojados cinco días, ¡donde nos pasaron cosas inolvidables!
El primer día, nos quedamos en el puerto, fuimos a visitar tiendas y fuimos a cenar a un sitio espectacular, y ¡además con música de fondo!
El segundo día, fuimos a Formentera, un lugar increíblemente bonito, fascinante. El agua era de un azul tan azul, que podías ver el fondo del mar, las algas tan verdes y las piedras tan brillantes, era impresionante.
El tercer día, también salimos, pero fuimos navegando hasta una isla muy pequeñita, donde solo había un restaurante, lo demás era arena, palmeras, árboles y vistas preciosas, allí comimos y cenamos, que, por cierto, la comida estaba riquísima.
El cuarto día, nos quedamos en el puerto, porque queríamos visitar Ibiza hasta que los pies nos dijeran "basta", y sí, lo hicimos.
El quinto día, por la mañana nos fuimos a Formentera a despedirnos de aquellas aguas tan preciosas y esa brisa tan calurosa y tan agradable, y por la tarde embarcamos en el avión. Adiós Ibiza. Y la verdad, es uno de los viajes más increíbles que he hecho, me ha encantado y me encantaría volver a ir pronto, y sé que volveré.
Al llegar nos fuimos al barco donde estuvimos alojados cinco días, ¡donde nos pasaron cosas inolvidables!
El primer día, nos quedamos en el puerto, fuimos a visitar tiendas y fuimos a cenar a un sitio espectacular, y ¡además con música de fondo!
El segundo día, fuimos a Formentera, un lugar increíblemente bonito, fascinante. El agua era de un azul tan azul, que podías ver el fondo del mar, las algas tan verdes y las piedras tan brillantes, era impresionante.
El tercer día, también salimos, pero fuimos navegando hasta una isla muy pequeñita, donde solo había un restaurante, lo demás era arena, palmeras, árboles y vistas preciosas, allí comimos y cenamos, que, por cierto, la comida estaba riquísima.
El cuarto día, nos quedamos en el puerto, porque queríamos visitar Ibiza hasta que los pies nos dijeran "basta", y sí, lo hicimos.
El quinto día, por la mañana nos fuimos a Formentera a despedirnos de aquellas aguas tan preciosas y esa brisa tan calurosa y tan agradable, y por la tarde embarcamos en el avión. Adiós Ibiza. Y la verdad, es uno de los viajes más increíbles que he hecho, me ha encantado y me encantaría volver a ir pronto, y sé que volveré.

1 comentario:
¡Me ha gustado muchísimo tu redacción!
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