La prosa realista del Renacimiento

Durante el Renacimiento la prosa se desarrolla en cuatro subgéneros: la prosa didáctica, la prosa histórica, la prosa religiosa y la prosa narrativa, en la que se mantienen algunas formas anteriores, y otras son modificadas, dando lugar a diversos géneros.

Dentro de la prosa narrativa se desarrolla, junto a la novela idealista o fantástica, la novela realista. Las características que influyen en la aparición de la novela realista son el ambiente social de la época, la discriminación a los nuevos cristianos, la apertura ideológica iniciada por Carlos I, la aparición de las ideas erasmistas y la reacción literaria contra los libros de caballerías, ya que la novela realista es lo contrario, presentando un antihéroe. En la novela realista la acción se desarrolla en localizaciones reales, los hechos son verosímiles y no fantásticos y reflejan la vida de la época, el protagonista es un antihéroe, cuyas las acciones habitualmente no tienen un final feliz y los personajes hablan según su estado.

Dentro de la prosa realista existe la novela picaresca, que se inicia en 1554 con “La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades”,  y la novela realista cervantina, que se basa en las novelas de Miguel Cervantes de Saavedra, "El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha" y "El ingenioso caballero don Quijote de la Mancha".

La vida de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades, más conocida como Lazarillo de Tormes, relata en primera persona la historia de Lázaro, nacido en las orillas del río Tormes, que aprende a sobrevivir con su ingenio. La historia trata de la vida de Lázaro, desde que nace, hasta que se casa con una criada. Su padre muere de pequeño y su madre, al no poder criarlo, se lo entrega a un ciego, que es el primero de sus amos. Después del ciego, tiene ocho más: el Clérigo, el Escudero, el Fraile de la Merced, el Buldero, el Pintor, el Capellán, el Alguacil y el último, el Arcipreste de San Salvador, que le llevan a ser como es en la edad adulta.