domingo, 10 de febrero de 2013

La importancia de los deseos.

Por fin llegaron las vacaciones tan esperadas de Natalia, ella trabajaba en una farmacia, de empleada, le encantaba ese trabajo. Su jefa le dio la primera semana de febrero de fiesta y aprovechó para ir con Sofía, una amiga de la facultad, a esquiar a Andorra. El viaje se les hizo entretenido, pues estuvieron hablando todo el trayecto. Llegaron al hotel, colocaron las cosas y se pusieron su ropa de abrigo para subir a la montaña. 
Estaban haciendo cola en la tienda de esquís para alquilar unos, cuando un chico muy guapo se acercó y se presentó, se llamaba Mike y era americano. Les preguntó si habían venido alguna vez aquí, ellas dijeron que sí, pues era la segunda vez que venían.  El chico, muy simpático, les ofreció de ir a ver un sitio que les encantaría después de esquiar. Ellas fascinadas por su belleza aceptaron inconscientemente.
Las dos amigas esquiaron juntas, se lo pasaron muy bien.
Llegó la hora que habían quedado con Mike, lo estaban esperando donde habían acordado. Pero no llegaba, Sofía se fijó que en la nieve ponía algo: “Mirad al cielo”. Las dos chicas sorprendidas miraron, y vieron 17 pájaros formando una flecha en el cielo. Las chicas, como poseídas, siguieron la flecha que las llevó a un muñeco de nieve enorme el cual tenía un trozo de cartón que ponía: “Pedid tres deseos”. Ellas dijeron: “Ser rica, tener vacaciones siempre y tener mucha ropa”. El muñeco de nieve se rompió naciendo del interior del propio otro aun más grande, el cual hablaba. Y les dijo: “Teníais la oportunidad de pedir un deseo y lo malgastáis pidiendo cosas innecesarias, cosas materiales, cuando hay cosas sentimentales que muchos carecen de ellas y vosotras teníais la oportunidad de pedirlas”.
Las dos chicas se dieron cuenta de la gran verdad que decía el muñeco de nieve, pero también se dieron cuenta de que gracias a ese momento habían aprendido algo, y era no estar tan pendiente de las cosas materiales. Volvieron por donde habían venido, y se encontraron a Mike, que sorprendido, les dijo: “¿Dónde estabais? ¿Vamos? Que os enseñaré la sorpresa”, las chicas sorprendidas, le siguieron, y llegaron a un lago precioso.
Al parecer Mike no tenía nada que ver con el muñeco de nieve.

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