Hace un año, cuando me compraron una consola nueva, quise un juego para poder distraerme con ella.
Estuve ahorrando durante bastante tiempo y, cuando ya creía que podía comprármelo, aproveché que mi familia iba a unos grandes almacenes y pregunté en una tienda especializada.
Me atendió un hombre de estatura pequeña, cabello de color marrón y un ligero pero reconocible acento argentino, al que caracterizaban sobre otras cosas un pendiente (que, si no te fijabas, pasaba desapercibido) o que tenía una cara demasiado normal.
Tras romper el hielo, le pregunté sobre aquel juego que tanto me interesaba y me dijo que, por ser yo, me lo dejaría por 56 euros. Salí de la tienda con un simpático "adiós" y fui a comer con mi familia.
Al acabar de comer, proseguí en mi intento por comprarme aquel juego y fui a otra llamativa tienda que parecía la competencia de la anterior: entro, saludo y el dueño o dependiente me parece muy familiar, pero no sé de qué. Cuando me ve interesado por el videojuego, se acerca a mí y me dice:
-Te lo dejo por la mitad.
-¿Por la mitad de qué? -me pregunté yo.
-Por la mitad de los 56 euros -me contesta él-, te lo dejo por 28.
De repente, recuerdo que he entrado en la misma tienda que antes, pero el señor no es el mismo: este lleva una perilla y un peercing en la nariz. Encuentro extraño que un juego tan caro se me vea ahora rebajado a la mitad, y sospecho del nuevo dependiente de la tienda: ¿y el anterior, dónde está?
De repente, oigo un ruido extraño en la trastienda que me hace sospechar, salgo corriendo, asustado, y busco al guarda de seguridad de los grandes almacenes.
Resultó que ese señor tan feo del peercing en la nariz había secuestrado al dueño para robarle y gracias a mis sospechas, se pudo detener al ladrón.
!Como premio, por supuesto, el señor me regaló el tan deseado juego!
Toni Brossa. 1 ESO B
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UNA DENUNCIA CON GARANTÍA
En una madrugada de invierno, me desperté por un ruido extraño al lado de las cortinas de mi habitación. Eran nada más y nada menos que las ramas de un árbol.
No se por qué, pero me sentía como si fuera a pasar algo genial. Era una sensación muy extrañas, como si alguien mi hiciera cosquillas en la barriga.
Decidí hacer la cama y prepararme el mejor desayuno que nunca me había hecho. Me hice un bocadillo de chorizo y un zumo de naranja. Ya sé que no es que sea un desayuno magnífico pero me conformo. En ese mismo instante mi amiga Lucia me llamó diciendo que si quería ir al centro comercial a comprar ropa.
-Sí- le dije –pero me iré a comprar la pelota para el partido de balonmano.
-Vale – dijo Lucia-¿Te va bien a las nueve?
-Sí., claro.
Cuando llegué al centro comercial la madre de Lucia me esperaba allí. Me dijo:
-Lucia no ha podido venir porque se ha hecho un esguince en el pie.
-Vale, dile que se mejore.
-Se lo diré, tranquila. Adiós.
Al entrar fui directamente a la tienda de deportes a comprarme la pelota. En el camino me encontré a mi amigo Toni y a su madre Josepa.:
-¡ Hola, Iratí, ¿cómo estás !
-Muy bien, ¿y tú, Toni?
-Bien, ¿quieres comer un helado en esta tienda? Te invitamos?
-Vale, gracias.
Comimos el helado tranquilamente y me despedí, aunque yo aún no me había acabado el helado.
-Adiós.
-Adiós.
Al cabo de tres minutos aproximadamente llegué a la tienda.
-Buenos días - le dije mientras comía el helado.
¡No se puede comer!- me dijo en plan borde.
-Vale, señor, ya volveré más tarde.
Di una vuelta y volví a entrar.
-Hola, señor, ¿me puede dar una pelota de balonmano para infantiles?.
-Sí, son cuarenta euros más intereses.
-¿Cómo que más intereses?
-Más el IVA.
- A ver, señor, primero, una pelota no vale tanto y aquí pone que está incluido el I.VA.
-¡Que no, niña!
-Perdone, a mí no me hables así.
-¿Qué me vas a hacer?
-Denunciarte, mira qué teléfono más chulo.
Llamé a la policía y denuncié al dependiente. Al cabo de un cuarto de hora llegó la policía y me dijo:
-¡Felicidades!
-¿Por qué, señor?
-Te vamos a ingresar mil euros en la cuenta bancaria de tu madre, porque este es uno de los estafadores más buscados de nuestro país.
Y así paso uno de los mejores días de mi vida.
En una madrugada de invierno, me desperté por un ruido extraño al lado de las cortinas de mi habitación. Eran nada más y nada menos que las ramas de un árbol.
No se por qué, pero me sentía como si fuera a pasar algo genial. Era una sensación muy extrañas, como si alguien mi hiciera cosquillas en la barriga.
Decidí hacer la cama y prepararme el mejor desayuno que nunca me había hecho. Me hice un bocadillo de chorizo y un zumo de naranja. Ya sé que no es que sea un desayuno magnífico pero me conformo. En ese mismo instante mi amiga Lucia me llamó diciendo que si quería ir al centro comercial a comprar ropa.
-Sí- le dije –pero me iré a comprar la pelota para el partido de balonmano.
-Vale – dijo Lucia-¿Te va bien a las nueve?
-Sí., claro.
Cuando llegué al centro comercial la madre de Lucia me esperaba allí. Me dijo:
-Lucia no ha podido venir porque se ha hecho un esguince en el pie.
-Vale, dile que se mejore.
-Se lo diré, tranquila. Adiós.
Al entrar fui directamente a la tienda de deportes a comprarme la pelota. En el camino me encontré a mi amigo Toni y a su madre Josepa.:
-¡ Hola, Iratí, ¿cómo estás !
-Muy bien, ¿y tú, Toni?
-Bien, ¿quieres comer un helado en esta tienda? Te invitamos?
-Vale, gracias.
Comimos el helado tranquilamente y me despedí, aunque yo aún no me había acabado el helado.
-Adiós.
-Adiós.
Al cabo de tres minutos aproximadamente llegué a la tienda.
-Buenos días - le dije mientras comía el helado.
¡No se puede comer!- me dijo en plan borde.
-Vale, señor, ya volveré más tarde.
Di una vuelta y volví a entrar.
-Hola, señor, ¿me puede dar una pelota de balonmano para infantiles?.
-Sí, son cuarenta euros más intereses.
-¿Cómo que más intereses?
-Más el IVA.
- A ver, señor, primero, una pelota no vale tanto y aquí pone que está incluido el I.VA.
-¡Que no, niña!
-Perdone, a mí no me hables así.
-¿Qué me vas a hacer?
-Denunciarte, mira qué teléfono más chulo.
Llamé a la policía y denuncié al dependiente. Al cabo de un cuarto de hora llegó la policía y me dijo:
-¡Felicidades!
-¿Por qué, señor?
-Te vamos a ingresar mil euros en la cuenta bancaria de tu madre, porque este es uno de los estafadores más buscados de nuestro país.
Y así paso uno de los mejores días de mi vida.
Irati Vidal. 1 ESO B
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