Era un día veraniego, hacía mucha calor, iba yo,paseando con mi amigo Jorge por las calles de Salou, cuando la camiseta de un mostrador llamó mi atención.
Era una camiseta de unos colores vivos, que destacaban al que se la pusiera; sentí necesidad en comprármela, así que entré en la tienda y miré su precio: 20,00 euros, a simple vista se podía observar que era falsa, pero en fin, estaba bien de precio, la cogí, la llevé a la caja y un dependiente me cobró:
- Unos veinte euros -dijo, entonces cogí mi cartera y disimuladamente le dí un billete de veinte falso.
- Unos veinte euros -dijo, entonces cogí mi cartera y disimuladamente le dí un billete de veinte falso.
El dependiente pasó el billete por el lector y dijo:
- Perdone, pero este billete es falso.
Y, como un abogado en defensa propia, dije:
-¿Acaso la camiseta no lo es?
- Perdone, pero este billete es falso.
Y, como un abogado en defensa propia, dije:
-¿Acaso la camiseta no lo es?
3 comentarios:
Muy bonito!
preocupación por el lenguaje: 3
afán por la universalidad:4
sentido del humor: 3
rebeldía y originalidad: 3
Muy bueno.
4+4+3+3
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