Un día, mi novio me dijo que quería llevarme a un sitio muy bonito para decirme una cosa importante, normalmente siempre que hacíamos cosas juntos íbamos al cine, al parque, etc... pero ese día fue muy diferente.
Era un día de invierno, con lo cual anochecía ya, sobre las seis o seis y media, así que me dijo que cogería el coche y me llevaría a un sitio en Tarraqona a las cinco. Cuando llegamos allí ya eran las cinco y media y me pidió que le hiciera un favor:
- Por favor, Marta, ¿podrías taparte los ojos con esta venda?
- Sí, claro, no hay problema, pero ¿por quée, Lucas?
- Eso es una sorpresa.
Me hizo subir unas escaleras, y a medida que nos íbamos acercando al lugar, sentía como cada vez podía respirar mejor, una brisa muy relajante.
- Dónde me llevas? -le pregunté.
- Deja ya las preguntas,!ya casi hemos llegado!
Después de dar unos pocos pasos más, me quitó el pañuelo de los ojos, y entonces pude verlo, una preciosa puesta de sol, acompañada de la persona que más quiero, lo miré y mientras nos abrazamos me dijo que tenía algo importante que decirme, y que por eso me había llevado a su lugar favorito.
- Marta, ¿quieres casarte con migo?, Me dio sacándose un anillo del bolsillo.
Sin pensármelo dos veces, le dije:
- Claro que sí!
Y desde ese día no pude olvidar aquella preciosa puesta de sol.
1 comentario:
¡Una redacción muy romántica! ¡Y bien redactada!
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