Rubén me dijo que tenía una sorpresa para mí. Me vino a buscar a mi casa con la moto, me tapó los ojos y me dijo que me agarrara bien fuerte, yo no sabía dónde me llevaba ni por qué me llevaba, solo éramos amigos, nada más. Estuvimos subidos a la moto como 10 minutos y cuando el motor paró y él se bajó de la moto me ayudó a bajar, me dijo que no me quitara las vendas y yo no lo hice. Hacia una brisa suave pero fría, ya que estábamos en invierno. Bajeé unas escaleritas y de repente se me puso detrás de mí y me quitó las vendas, delante de mí se expandía el mar Mediterráneo seguido de sus olas que chocaban con las rocas que tenía delante y una bonita puesta de sol que se escondía entre las montañas lejanas, pero que iluminaba como nunca lo había hecho. Entonces le pregunté:
- Rubén, ¿por qué me has traído a un sitio como este?
Él se quedó callado y me miró a los ojos y se le puso una sonrisa dibujada en la cara, y de repente dijo:
- Porque desde hacia mucho tiempo quería decirte que te quiero y que sin ti no puedo estar.
Yo me quedé sin palabras porque yo también sentía lo mismo por él pero me daba miedo decirle lo que sentía. Fue entonces cuando se me acercó y suavemente me cogió de las caderas y me dijo:
-Te quiero.
Y en ese mismo instante me besó con sus dulces labios, me olvidé de todo, en ese momento solo se escuchaba cómo el agua suavemente chocaba con las rocas y la puesta de sol se iba escondiendo sin prisa entre las montañas, me sentía estúpida pero feliz a la vez porque ese paisaje había hecho que me enamorara de él.
1 comentario:
Has escrito una buena redacción. En la próxima entrada, añade las etiquetas correctas y pasa el corrector ortográfico antes de publicarla.
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