2017 Las bicicletas son para el verano

2017 Presente, pasado y futuro

¿Quiénes han escrito aquí?

Adam Méndez Adrià García Adrià Hurtado Adrià Martínez Adrián Rigal Adrian Ruiz Ahián Martínez Aida Aguilar Aida Llaves Aitana Porqueras Aitane Iturrioz Alba García Alba Mena Albert Chacón Albert Fernández Albert March Albert Sánchez Alberto Cantera Alex García Leiro Alex Giménez Alex Gimeno Àlex Guillén Alex Horta Alex Romero Miñarro Alex Vílchez Ana Fernández Martínez Ana Hernandez André Llobet Andrea Gaviria Andrea Gómez Andrea Lupión Andrea Saladie Andrés Montoya Anet Esna Ángel Geraldo Ángel Palazón Angelí del Vechio Ani Núñez Anna Garcia Anna Stapleton Anna Triviño Ariadna Estivill Ariadna Llobet Ariadna Medina Ariadna Perdiguero Arnau Homdedeu Arnau Marzà Aroa Caparrós Díaz Asier Pla Ayrton Barrio Berta Villaverde Blanca Barrau Blau Tarrago Gomes Boyd Van Den Engel Bronwen Hughes Carla Casajuana Carla de la Iglesia Carla Fernández Carla Pintó Carles Signes Carlota Anglès Carmen Grama Carolina Laboria César Torrico Chloe Evans Claudia Cardenoso Clàudia Carles Claudia Pallarés Cristian Gualoto Cristina Guinovart Cristina Ribera Cristina Soriano Cristina Ventajas Dakota Serrano Daniel Briz Daniel Castro Daniel López Daniel Luceño Daniel Ramos David Abella David Garcia David Guardia David Petreski David Urbano Denisa Viorica Eduard Casanovas Eduard Malynovskyy Eider Vidal Elena Aguirre Elena Ortiz Eliezer Coelho Elsa Márquez Enzo Gallardo Eric Manrubia eric martinez Eric Navas Fernando Vallvé Ferran Zurita Ferran Zurita García Gemma Stapleton Georgia Carter Gerard Angosto Gerard Ortiz Gerard Tortosa Gerard Vidal Greta Trimakaite Guillem Álvarez Hélène Harvengt Hugo Casajuana Hugo Cavaglie Hugo Pérez Ignacio Bernal Ignacio Fernández Ignasi Segarra Ingrid baiges Irene Martínez Isaac Garay Isabel Cantarero Ismael Delic Ismael Peñalver Ivan Guardia Ivan Herzog Jamal Martín Janina Bonastre JAUME SABATER CORTIELLA Jaume Vernet Jennifer Bueno Jesús Galera Jesús Padilla Jimena Fernandez JIn Woo Fontinele Jing Zhu Joan Carles Anglès Joan Estrada Joel Panisello Joey Weiss Jon Alonso Jonatan Granero Jordi Alay Jordi Alsina Jordi Marín Jorge Alberto Solarte Salinas Josefa Moreno Josep Jordan Josep Maria Serra Joshua Julvé Juan Manuel Tirado Judit Mas Judith Laboria Julen Méndez Júlia Màdico Julián Cano Kaat Laasch Karla Tirado Laia Clua Laia Granero Laia Homdedeu Laia Muñoz Laura Miró Lauren Vega Leandre Garcia Liana Unanyan Lluís García Luisa Ocampo Luiza Guz Luzmila Perucho Lydia Glanc Manel Mata Manel Ramos Mara Sol Chu Marc Bartumeus Marc Campanario Marc Castro Marc Cubells Marc Fao Marc Francín Marc Llobet Olmo Marc Manzanares Marc Paulet Marc Rodriguez Marc Serra Marc Sobrino Marcel Gutiérrez Marcel Zurita Marcelino Poleran María de la Cruz Maria EscrIbano Maria Ferrús Maria Julve María Ortiz Maria Roig Maria Rowland Mariano Martín Marina Garcia Mariona Guillén Markel Artabe Marta Costa Marta García Marta González Marta Ribera Martí Juncosa Martin Martos Mathias Martins Mayya Izmailova Mercè Canela Michaela Petreska Miguel Pradas Mikaela Depetris Miquel Gómez Mireia Beteta Mireia Castro Mireia Villas Bautista Mitchell Horcajada Bouterse Montserrat Estupiña Nacho Bernal nacho fernandez Naiara Anaya Natalia Arroyo Nerea Polanco Nerea Serrano Nerea Vidal Nico Olivares Nicol Flores Nil Garrofé Noelia Belmonte Noelia Navas Núria Torrico Ona Berga Ona Solà Oriol Martínez Pablo Ibarbuen Parris Simms Patricia Prieto Pau Aránega Pau González Paula Castillo Paula Corpas Paula Massagué Paula Queral Pol Ben Pol Estadella Pol Feixas Pol Ortiz Rafael Ferreira Raquel Villas Roger Cascón Roger Ruiz Roger Tremosa Roman Miklyusky Rubén López Rupert Harvengt Samuel Martínez Sandra Foschi Sandra Murillo Sara Colmenero Sara Marín Sara Moreno Sara Sánchez Sarah Huon Sem Van Leeuwen Serena Foschi Sergi Cardona Sergi Garcia Sergio Borrego Sílvia Balañà Sofia Guadalupe Pedrola Sonia Moreno Susana Velasco Conejos Tahuane Cardoso Tanya Bresson Teresa Sánchez Unai Barceló Ursula Alvarez Morreres Valentina Sánchez Víctor Cantera Víctor Cordero Victor Marin Wanda Curuchet Webster Paraíso Xavi Martín Xavier Ferrús Xavier Viola Yadira Lara Yaiza Tapia Yeray Yon Suk Fontinele

2017 Naturalezas muertas

sábado, 9 de marzo de 2013

El cerdo deCalandrino

Era una mañana de diciembre, hoy tocaba matar al cerdo que habíamos cuidado este año.
- Cariño, ¿Vienes a la heredad a matar al puerco?
- No me encuentro muy bien Calandrino, ves tú y ponlo tú a salar también. – me contestó mi mujer.

Al salir de la heredad vi a dos amigos míos, Bruno y Buffalmacco, les llamé para enseñarles el cerdo:
- ¡Qué gordo está! Véndelo y gastémonos el dinero, y a tu mujer le dices que te lo han robado – me propuso Bruno al ver a la enorme criatura. 
- ¡No, que no iba a creerlo y me echaría de casa! No insistáis, que no lo haré – respondí.
No me parecía nada bien hacerle eso a mi mujer, tenía claro que no lo haría. Pero ellos siguieron insistiendo, y yo me negaba a acceder.

A las ocho de la tarde me vinieron a buscar para ir a la taberna, a mí me extrañó pues sabía que les había molestado que yo no quisiera venderlo y gastarme el dinero con ellos. Aún así acepté ir a la taberna. Cuando llegamos allí, me invitaron a beber, todo era muy extraño, pero me demostraron que no eran rencorosos respecto al tema del cerdo. Bebí demasiado aquella noche, tanto que me tuvieron que acompañar ellos a casa, me tumbaron en la cama y se fueron. Yo al instante me quede frito.

A la mañana siguiente, cuando me levanté, no vi al cerdo por ningún lado. Me asusté tanto que empecé a gritar como un loco, desesperado. Alguien me lo había robado aquella noche.

Llamaron a la puerta, eran Bruno y Buffalmacco, yo abrí contándoles lo sucedido. Pero ellos no me creían, decían que era todo mentira para engañar a mi mujer y a ellos. Yo desesperado insistí e insistí. Al final llegamos a una conclusión:
- En tal caso convendría, si es posible, buscar el modo de recuperarlo. Debe haber sido alguno de tus vecinos. Y ciertamente que, si pudieras reunirlos, yo sé hacer una prueba para ver quién lo tiene. Podría hacerse con unas píldoras de jengibre y vino pardo. – me dijo Bruno.
Me pareció una idea genial, era el único modo de recuperar a mi cerdo.

A la mañana siguiente Bruno y Buffalmacco aparecieron con una cajita de las píldoras y el frasco de vino. Nos colocamos todos en círculo y Bruno explico lo que había pasado y como lo íbamos a solucionar: 
- Anoche, a Calandrino le quitaron un cerdo muy bueno y no sabe quién fue. Como cada uno de los que estamos aquí puede ser el culpable, para descubrir quién lo tiene vamos a daros a cada uno estas píldoras y un vaso de vino. Tened en cuenta que quien tenga el cerdo no podrá tragar la píldora, pues, al saberle más amarga que el veneno, la escupirá.

Sorprendentemente todos estaban dispuestos a comer las píldoras. Bruno y Buffalmacco me dijeron que me pusiera yo también. Lo hice sin problema. Bruno empezó a repartirlas. Cuando me tocó a mí, noté un horrible gusto a aloe, no podía soportar el amargor y la escupí inconscientemente. Todos me miraban sorprendidos, aun que yo lo estaba más. Bruno me dijo:
- ¿Pero qué es eso, Calandrino? Esperad, que quizá sea otra cosa lo que le ha hecho escupir. Le daremos una más.

Le creí, evidentemente, y me tomé la segunda. Me pasó lo mismo que con la primera. Bruno y Buffalmacco dijeron que yo me había robado a mí mismo, y todos se fueron mientras yo estaba callado pensando en lo ocurrido.
Buffalmacco me decía:
- Por seguro daba yo que tú tenías el cerdo y que querías mentirnos con eso de que te lo habían robado para no darnos de beber con el dinero que recogieras.
A mí aún me duraba el amargo sabor en la boca pero aun así suplicaba y rogaba que me creyeran, que no tenía lógica todo aquello. Bruno me interrumpió:
- Pretendes, con tus juramentos, que creamos que te han robado el puerco que debes de haber vendido. No nos agradan tus burlas y, si no nos das dos pares de capones, se lo contaremos todo a tu esposa.
Yo no sabía qué hacer, no quería que mi esposa creyera esa acusación tan falsa como horrible. Y no me quedaba otra opción. Les daba los dos pares de capones o mi mujer se enteraría de lo ocurrido. Dañado, les di los dos pares de capones, posteriormente ellos se fueron.

Me fui a dar un paseo por Florencia solo, pensando en que le diría a mi mujer, ella esperaba que saliera un culpable, pero ése era yo. Aunque no estaba de acuerdo, no entendía nada, pero no podía hace otra cosa que callarme y decirle a mi mujer que la prueba de las píldoras salió mal y que no sabemos quién es el culpable. Si le contaba la verdad puede que no me creyera, decidí no tentar a la suerte.

1 comentario:

Unknown dijo...

¡Perfecto, Blanca!

AGRANDA EL TEXTO