Siempre he sentido decir que el hábito no hace al monje y tal vez sea verdad.
Tanto si leemos la prensa o lo vemos en televisión, la mayoría de los delincuentes van siempre bien vestidos y nunca nadie hubiese sospechado de ellos por su apariencia (ministros, alcaldes, gente del espectáculo…).
Pero la verdad es que cuando ves a alguien enseguida lo etiquetas, ya sea por su forma de vestir, hablar o solamente por la forma de moverse.
Yo creo que la mayoría de las veces, la intuición o la primera impresión es la que cuenta. Pero tal y como están las cosas yo no pondría la mano en el fuego ni por mi propia sombra.
1 comentario:
Buena reflexión, Jaume. Bien elegida la imagen.
Publicar un comentario