Hoy en día es difícil encontrar algún aspecto en el que el
agua no influya. Sin exagerar. Si nos
ponemos a pensar podemos descubrir la certeza de la anterior afirmación.
Para empezar, todos nosotros estamos compuestos por más de
un setenta por ciento de agua y para vivir necesitamos de esta; seguramente de
aquí la expresión “el agua es la fuente de vida”. Además el planeta Tierra,
donde vivimos, esta también compuesto por otro setenta u ochenta por ciento de
agua.
Pero más allá de la obviedad de que es imprescindible para
todos los seres vivos para sobrevivir, el agua cumple muchas más funciones.
Una de esas es la conocida como “el ciclo del agua”. La
lluvia (en cualquiera de sus formas: nieve, agua, granizo…) consigue regar los
campos y cultivos, limpiar el polvo del cielo y rellenar los ríos de agua
dulce. Si es bien cierto que en situaciones extremas puede ser peligrosísima:
inundaciones, tormentas e incluso granizadas monumentales. Pero así es madre
naturaleza, tan sabia y necesaria como imprevisible y bárbara.
Dejando de lado esta gran función, nos ponemos con otras
tantas más cercanas. Por ejemplo, la higiene personal, ya sea una buena ducha,
lavarse los dientes o las manos... Acciones semanales como lavar nuestra ropa y
cubertería, regar las plantitas del balcón o si se posee, jardín. Y con esto
añadir cualquier tipo de servicio de limpieza de automóviles.
Dando un paseo por tu ciudad, por algún parque quizás,
puedes encontrar fuentes u otras formas con las que utilizamos el agua
estéticamente. O encontrar las alcantarillas, donde se utiliza el agua como
servicio de limpieza y conducto de todos los desechos de las viviendas con su
correspondiente depuradora. Y por las calles también es frecuente encontrar
hidrantes, esas estructuras de color generalmente rojo y no más altas que una
papelera que sirven para que en caso de incendio el camión de bomberos tenga
suministro de agua.
En un ámbito más técnico, el agua se utiliza como fuente
principal para generar energía eléctrica. Para hacerlo se emplean distintos
métodos pero remarcaremos los dos más conocidos. Las centrales hidroeléctricas
situadas en las presas de los ríos y que aprovechan la velocidad del cauce del
agua para alimentar unas turbinas que con el movimiento rotatorio de sus ejes
producen electricidad. Y la otra gran forma son las centrales térmicas, donde
se transforma el agua en vapor de agua para mover unas turbinas con el mismo
propósito de antes. Estas, a pesar de lo que se piensa, apenas contaminan. Además, en las centrales nucleares y en
muchos motores se utiliza para refrigerar.
En el campo de la ciencia también se usa el agua para
realizar pruebas y experimentos. Combinarla con otros elementos (químicos) y
con temperaturas distintas. Además en la medicina para fabricar sueros, mezclar
con medicamentos o directamente la mayoría de medicamentos más cercanos y
frecuentes, se disuelven en agua para poder ingerirlos.
Por último, el ser humano aprovecha el agua para su propio
entretenimiento. Para empezar, usamos el mar y océano –incluso ríos- como medio
para transportarnos y comerciar pero también para practicar muchos tipos de
deportes: surf, remo, buceo, esquí acuático… o un simple baño a pie de playa.
En las montañas, donde el agua a causa del frío se condensa y se convierte en
hielo y cuando hay precipitaciones son en forma de nieve, se explotan ciertas
zonas que en cierto modo cumplen una serie de requisitos para construir grandes
pistas de esquí. En centros de relajación, donde se emplean gran variedad de
técnicas beneficiosas para el cuerpo humano y usan el agua ya sea mediante
chorros a distintas presiones o piscinas de diferentes temperaturas y demás
servicios.
Aprovechándonos de los impresionantes parajes naturales que
crea el agua –playas preciosas o cristalinas, cascadas inmensas, termas
naturales, etc- movemos muchísimo turismo, lo que deriva directamente en
dinero. En su defecto, creamos estos parajes pero artificiales en grandes
ciudades o en lugares donde nunca sería posible que se dieran esos fenómenos
pero conservando la misma idea de obtener dinero.
En definitiva, el agua tiene infinidad de usos más o menos
útiles y según la perspectiva de cada uno. Al fin y al cabo el ser humano se
está haciendo responsable de cuidar y preservar las reservas de agua en la
Tierra. Y con algo de esperanza en un futuro no muy lejano, que todo el mundo
pueda acceder a ella limpia, haciendo referencia a los primeros párrafos, como
fuente de vida.
1 comentario:
Muy bien, un artículo exhaustivo.
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