Lenguaje escénico
En la obra teatral de Federico García Lorca, el autor
quería que se usase unos movimientos, unos sonidos, una iluminación y unos
colores en concreto, para poder transmitir unas emociones al público, de manera
que los espectadores puedan sentirse parte de la obra. Pero, ¿por qué ha usado
ese lenguaje escénico y no otro?
Para empezar, el movimiento corporal de los actores es
muy importante, puesto que muestran la forma de ser de cada personaje, además
que los comportamientos de cada una. Pongamos un ejemplo, Bernarda, una señora
mayor, fría, orgullosa, estricta y tradicional, pero ¿cómo podemos saberlo?
Bien, este personaje siempre habla con una potente y enérgica voz, mostrando su
poder en la casa a todas las personas que viven en la casa y las personas de
fuera, como los espectadores. Además, con su lenguaje corporal, el cual incluye
movimientos violentos, podemos ver que Bernarda es un una persona a la que han
manipulado y una persona que se preocupa demasiado por la honra de la familia,
lo que le hace deshumana por la falta de empatía hacia sus hijas y sus criadas.
Pero lo que enseña su frialdad son los fuertes golpes de bastón al suelo para
parar alguna discusión o los que da a sus hijas para castigarlas. También
podemos ver lo fría que es hacia el servicio de su casa, como sus
contestaciones hacia La Poncia, ignorando el tiempo que ésta ha estado trabajando
para su familia como para tratarla como a una cualquiera. Sin embargo, el hecho
que Bernarda sea así, es para poder dar un poco de acción y agitación al
desarrollo lento de la obra.
Tratándose de los sonidos y la iluminación, éstos dan
ambiente a cada momento de la obra, además de así poder identificar el momento
del día. Sobre los sonidos, podemos oír rumores y ecos, para poder mostrar el
vacío de la casa cuando es de noche o también cuando se está celebrando el
funeral del marido de Bernarda; sonidos del exterior, como el canto de los
segadores o el linchamiento hacia la
mujer que mató a su hijo; el silbido de Pepe el Romano para llamar a su amada…
Sin embargo, hay uno de los sonidos es muy importante: las campanas, que cada
vez son más débiles, atenuados a cada hora, como los otros elementos, ya que
cada vez se está acercando el trágico desenlace.
Pero para dar más credibilidad, la iluminación también es
un contribuyente muy importante en las escenas, puesto que puede dar juego con
el enfoque al personaje que se destaca en cada escena y mostrar los colores
utilizados para cada acto. La luz indica también qué tipo de día es, soleado,
nublado, día, noche… además de poder ver el ambiente.
Habiendo mencionado los colores, se podrán fijar en el
degradado de los colores en cada escena. En el primer acto, aparece el interior
de la casa con unas paredes muy blancas, en el acto segundo, una habitación no
tan blanca como la primera, y en el último acto, unos muros con un toque de
azul flojo. Esto es debido a que el autor quería que los colores de las escenas
fuesen a juego con el desarrollo de la historia, además de querer hacer más
visible el color negro de la ropa de las mujeres, quería resaltar el único
color vivo que aparecía en cada acto, que en el primer acto fue el abanico
rojo, en el segundo fue el vestido verde de Adela y en el tercer acto, el
camisón blanco que llevaban María Josefa y Adela, que destacaba sobre un fondo
más oscuro por ser de noche y, debido a que se acercaba a la tragedia final,
los colores y la iluminación habían decrecido del todo.
Por lo tanto, las luces, los colores, sonido y
movimientos que describe el autor, no son por casualidad, nunca lo son y,
aunque no lo parezca, son una parte crucial de la función. Transmiten
emociones, hacen que te llegue el calor de verano de la escena y el frío del
invierno, que te llegue el vacío del espacio y la presencia de gente. No han
sido escogidos así porque sí, han sido escogidos meticulosamente para causar
impresiones.
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