Relato ficción.
Cuando Herbal finalmente me regaló el lápiz me sentí muy afortunada y privilegiada, por su parte, era un gesto muy bonito ya que sabía que sus historias me hacen todos los días más cortos.
El lápiz siempre lo llevaba encima, me recordaba mucho a Herbal y me traía a la mente magníficos recuerdos con él. Todo iba perfecto hasta que un dia empeze a escuchar las voces del pintor, eso me trastornó mucho y cada vez iba aumentando.
Al principio no le di ninguna importancia pero la cosa no duró mucho, solamente dos meses después de la muerte de Herbal mi trastorno era altísimo, no paraba de escuchar voces a todas horas. Por la mañana y por las tardes mientras trabajaba, las voces eran débiles combinadas con estar atendiendo a gente, en canvio por las noches se transforman en mis peores pesadillas, cada noche iban empeorando hasta que llegó el día que no pude dormir. Al amanecer siguiente me dirigí directamente al hospital psiquiátrico, sabía que estaba muy mal y necesitaba la mejor ayuda para conseguir salir adelante.
Al principio no le di ninguna importancia pero la cosa no duró mucho, solamente dos meses después de la muerte de Herbal mi trastorno era altísimo, no paraba de escuchar voces a todas horas. Por la mañana y por las tardes mientras trabajaba, las voces eran débiles combinadas con estar atendiendo a gente, en canvio por las noches se transforman en mis peores pesadillas, cada noche iban empeorando hasta que llegó el día que no pude dormir. Al amanecer siguiente me dirigí directamente al hospital psiquiátrico, sabía que estaba muy mal y necesitaba la mejor ayuda para conseguir salir adelante.
Al cabo de 6 años finalmente me dieron el alta, había superado exitosamente mi trastorno, también pude recuperar el preciado regalo de Herbal.
Ya nunca he vuelto a escuchar la voz de ese maldito pintor, será que tal vez ya se haya esfumado esa maldición y el pintor haya cumplido su propósito y así deje de fastidiar y atormentar más personas.
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