Era un domingo, de invierno, estaba oscureciendo y hacía mucho frío y el sol estaba yéndose.
Estaba en mi casa preparando un bocadillo para merendar, y de pronto aparece mi amigo Joaquín, no era un amigo cualquiera, era el chico que me gustaba.
-¿Hola, qué haces aquí?
-Pues, mira, pasaba para verte…
-(Me sonrojé) ¿Te apetece un bocadillo?
-Si me lo haces, no te lo voy a rechazar.
Mientras nos comíamos los bocadillos, fuimos un rato a pasear por la playa, se veía la puesta de sol muy bonita, con unos colores rojizos que se reflejaban en su mirada. Nos miramos fijamente y estaba dispuesta a besarle pero me dio un poco de vergüenza y me aparté, no sé por qué lo hice pero me aparté, cuando llevábamos un rato sin hablar él rompió el silencio …
-¡Qué bonita puesta de sol!, ¿no te parece?
- SÍ…(contesté con vergüenza y sonrojada)
- pero no tanto como tú…
En ese momento me entraron ganas de abrazarlo, besarlo, sentirlo en mi…, me dejó sin palabras. Estaba completamente enamorada.
Finalmente él me cogió del brazo, y se lanzó, me dio un bonito beso a la luz de la puesta de sol, fue algo increíble e inolvidable, fue mi primer beso, un beso que nunca en la vida se me olvidará.
Ahora estamos juntos y soy muy feliz a su lado y nadie ni nada nos separara.
1 comentario:
Nerea, has escrito una redacción preciosa.
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