La mayoría de las tardes el cielo parece un cuadro, teñido de rosa. A veces incluso hay una mezcla de colores: naranja, amarillo, gris, lila etc. que el viento se encarga de darle un aspecto espectacular.
A mi amiga ti a mí nos gusta volver todas las tardes paseando. Parece que caminemos hacia las montañas intentando llegar al origen de tanto colorido.
- ¿Tienes prisa? -me preguntó.
- No, hoy no, ¿por qué? ¿En qué has pensado? -le respondí (Normalmente suelo tenemos muchas actividades o deberes que hacer para el día siguiente (supongo que a eso se debía su pregunta).
-¿Te apetecería ir a ver el atardecer a la playa?- me propuso.
-Claro que sí- le contesté.
Así que alargamos el paseo y nos acercamos al mar, al llegar nos sentamos en un banco, estaba situado completamente en frente de la playa, de cara al puerto y mirando dirección a las montañas. Pudimos contemplar y fotografiar cómo poco a poco el sol se iba escondiendo entre las montañas.
En cuanto por fin el sol se escondió del todo entre las montañas, decidimos volver hacia casa, cuando volvíamos no hacíamos más que hablar de lo bonito que había sido y de lo bonitas que serian esas fotografías.
1 comentario:
¡Muy buena redacción, Cristina!
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