Me dijeron que
estaba muy gordo y que debería venderlo, y que le dijera a mi mujer que me lo habían
robado. Esto me lo propuso Bruno
Yo insistí que mi
mujer no me creería y me echaría de mi casa. Hablamos un buen rato pero fue en
vano. Decidí invitarlos a cenar, pero se negaron.
A mis espaldas
planearon el robo de mi cerdo, y de esa manera cuando por la noche llegué a mi
casa y me eché a dormir.
A la mañana
siguiente cuando me levanté el cerdo no estaba, y empecé a pegar alaridos. Cuando
vinieron Bruno y Buffalmacco les pregunte por el, pero me trataron de loco.
Después compraron
píldoras de jengibre para hacerme creer que quien la escupiera había robado el
cerdo, y como fui yo me acusaron ami de haber robado mi propio cerdo y de no
quererles decir nada para no tener que dar nada de dinero.
1 comentario:
Alba, has de repasar el punto de vista y corregir las faltas ortográficas.
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