
Hola, me llamo Roberto, tengo 16 años y vivo en Perú, mido 1.80 cm, tengo el pelo rubio y rizado, y hoy me toca de hacer de niñera de mi hermano pequeño así que me fui con mi hermano pequeño a la playa, me estaba tomando un refresco en un chiringuito que estaba al lado de la playa, esa playa tan bonita, tan tranquila, con las palmeras balanceándose a ritmo de esa brisa cálida, esa agua tan cristalina y en una temperatura perfecta para darse un buen baño. Mi hermano tenía 5 años y casi no sabía nadar y quiso lanzarse al mar sin ninguna protección que le hiciera mantenerse flotando en el agua, directamente el salvavidas se lanzó al agua salvando a mi hermano. Fui corriendo hacia donde estaba mi hermano, estirado en la orilla tosiendo, con mala cara, le llevé hacia casa.
Al llegar a casa y poner a reposar a mi hermano, fui directamente a la playa otra vez a agradecerle a esa señorita por salvar a mi hermano pequeño.
-Muchas gracias, señorita.
-De nada, hombre, es mi trabajo.
-Por cierto, ¿cómo te llamas?
-Natalia, ¿y tú?
-Roberto, encantado de conocerte, ¿cuántos años tienes?
-16 recién cumplidos, ¿y tú?
-16, tirando hacia 17.
-Escucha, Roberto, ¿te gustaría ir hoy a dar una vuelta por la playa y nos conocemos un poquito mas?
-Encantado, ¿a las 8 en el chiringuito?
-Entendido, entonces hasta las 8.
Me dio un beso de despedida, yo como un tonto me quedé parado contemplándola
Me fui a casa contentísimo, Natalia era guapísima, sus ojos brillaban como un diamante en bruto, su cuerpo era perfecto, su pelo negro como el carbón hacia destacar su rostro, era casi perfecta, aun no me creía que un desgraciado como yo estuviera a punto de tener esa oportunidad de poder estar cerca de ella y conversar con esa bella chica.
Me arreglé y me fui hacia la playa, ella con un vestido simple con un estampado de rosas,
-Hola, Roberto, creía que no vendrías.
-¡Cómo no voy a venir!
Natalia se puso a reír, esa sonrisa tan perfecta me impulsó a acercarme a ella y estar con ella todo el tiempo que pudiese en esa noche. En ese momento salió la puesta de sol, era increíble, esos colores rojizos, naranjas juntos y al medio el sol, esa estrella gigante y tan maravillosa que poco a poco se esfumaba en el horizonte.
Ahora mismo estoy en mi habitación pensando en esa chica, Natalia, y el tiempo que quedaba para volverla a ver.
1 comentario:
Muy bien, Marc. Buena redacción. Sin faltas ortográficas, así me gusta.
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