
Era un miércoles por la tarde, yo volvía hacia mi casa cuando algo me llamó la atención. Me paré y miré al horizonte, aquella puesta de sol era preciosa, al fondo podía divisar el sol, con sus tonos cálidos color fuego, y su imagen intensa y profunda, reflejada en el mar, que distorsionaba la imagen con el vaivén de las olas, me transmitía calma. Y mientras la miraba, en mi rostro se esbozó una sonrisa. Solo fue ese instante en que me paré a observarla y después emprendí otra vez mi camino hacia casa, con aquella puesta de sol que quedó grabada en mi mente.
1 comentario:
¿Lo bueno si breve dos veces bueno?
Publicar un comentario