

Era un día muy cansado, me había levantado con el pie izquierdo. Desayuné y me preparé psíquicamente para este día. Iban a venir unas niñas pequeñas, las hijas de los amigos de mi padre y mi madre. Son muy pesadas y además yo tenía que estudiar. Tenían que venir a comer a nuestra casa y después como siempre los padres hablado y las niñas a nuestro cargo, digo nuestro porque mi hermano también tenía que cuidarlas, pero no, como siempre, se librará porque no se qué y no sé cuantos. Bueno, han venido a las 3:15, la comida ya estaba lista y todo bien preparado. Comimos todos. Los padres se sentaron fuera que hacía muy buen día, en la sombra fresquito y en el sol calorcito, y nosotros en el salón. Las niñas tirándose sobre mí. Yo deseando que me llamara alguien para quedar y no estar aquí con ellas ni con nadie la verdad, no tenía ganas de nada. De repente me llama alguien al móvil. Era Andreu, el tío que me gustaba. Cogí el móvil y dije:
- ¿Si?
- Hola, soy Andreu, te llamo para quedar, si puedes, que quería hablar contigo, por favor.
- Sí, si claro, quedamos en la gasolinera de la playa, ¿te parece? -dije yo.
- Perfecto, allí nos vemos -dijo. Y colgó.
Yo toda emocionada de que me había pasado algo bueno en este día, fui a mi cuarto, me puse los vaqueros, una sudadera roja, me peiné y le dije a mi madre que lo sentía mucho por no poder estar con las niñas. Mi madre dijo que no importaba. Yo me fui rápidamente de mi casa, pensando qué me quería decir Andreu. Tardé unos 15 minutos en llegar a la gasolinera, él ya me estaba esperando allí. ¡Era el más guapo de todos los chicos del mundo entero! Tenía los ojos verdes, el pelo más o menos largo y negro y una sonrisa perfecta. Me saludó de lejos. Llegué hasta él, le di dos besos en la mejilla y empezamos a caminar. Le dije que a dónde íbamos. Me dijo que íbamos a una pradera que él conocía desde pequeño. Yo le dije que vale, que me parecía una idea muy buena. Y pensé: ¡Qué romántico es!. Todo el camino lo he visto nervioso, con cara rara, me preocupé porque él no suele ser así. Bueno, hemos llegado, dijo. Era algo precioso, apartado del mundo entero, flores por todas partes, cuando el viento soplaba todo se movía, el dulce aroma nos ha rodeado, a los dos. En medio de toda la pradera, encima de una montañita, había una palmera. Andreu me dijo que esta palmera la había plantado su abuelo con el amor de su vida (la abuela de Andreu). Sus ojos brillaban, tanto como los míos. Me dijo:
- ¿Qué ves detrás de ti?
Me giré y vi el impresionante sol que estaba casi por desparecer detrás de las montañas. Me preguntó qué sentía, qué me parecía. Respondí:
- Es algo único, maravilloso, no hay nada parecido a eso, me encanta mirarlo y me llena de energía.
Me cogió de la mano y me dijo,
- Todo esto que has dicho y aún más, es lo que yo siento por ti-. Se me paró el corazón.
Me acarició el pelo y me dijo:
- Te amo-. Se me acercó a la cara y me besó. Fue un beso único, como esa puesta de sol. Nos sentamos en la yerba, cogidos de la mano, viendo el precioso atardecer junto a la palmera de su abuelo.
1 comentario:
¡Has escrito una redacción fantástica! ¡Muy bien!
Publicar un comentario