Aquella tarde fue especial, salí del instituto agotado y algo me motivó, me animó, me enamoró, era la imagen hermosa del atardecer la que me enamoraba, era de un color rojizo y anaranjado, no podía parar de mirarla. Mientras miraba ese hermoso atardecer acompañaba a mi amiga a la parada de autobús, cuando llegamos nos sentamos a ver la hermosura de atardecer pero no todo dura para siempre, digo eso porque en el momento más rojizo empezó a marcharse la luz y venia la oscuridad, yo no quería que esa imagen se marchara de mi vista pero pasó, más tarde llegó el bus al cual subió mi amiga y se marchó a casa.
Cuando iba para mi casa cada vez era más oscuro hasta el punto de que solo había la luz de las farolas y vehículos, pero hubo un pensamiento que me alegró, porque recordé que al día siguiente o al otro podría ver otro atardecer tan hermoso como el que vi esa tarde.
1 comentario:
Buena conclusión: las cosas no duran, pero pueden repetirse. Gerard, has de procurar corregir las faltas ortográficas.
Publicar un comentario