Aque día en el que nos reencontramos.

A los pocos días quedaron para tomar algo y recordar juntos.

       - Lo siento pero no me podré quedar más de media hora. – me dijo Steve – He de llegar a casa y hacer muchísimas cosas.
     - De acuerdo, pero antes hemos de darle un repaso a lo que hemos vivido juntos.
   -¡Sí, claro! Empecemos por…  ya sé, cuando los dos estábamos colados por la misma niña y nos peleábamos, los largos paseos las tardes de verano, esos días tan aburridos de clase, los partidos de fútbol en los que nos tirábamos horas en la plaza, las carreras en bici, nuestros primeros pasos en patines, y nuestros veraneos en la piscina de la comunidad...

-Ya ves Steve, me da la sensación de que fuese ayer. El tiempo vuela cuando estas ocupado…

-Lo que me pregunto yo, es como hemos dejado el contacto, maldito. (Dijo entre risas).

-No lo sé, repito. Ha pasado todo tan rápido. Uff.

-Nuestros caminos se han dividido por el cambio de trabajo de mis padres y es lógico que ocurra esto.

-Lo entiendo, pero pase lo que pase siempre nos acordaremos uno del otro y tu y yo podemos estar épocas largas sin hablar pero siempre que nos volvamos a ver seguiremos siendo los mismos.

Sí. Dos amigos de la infancia. 

 Los dos dieron un largo trago a su refresco, y Steve agregó.

-    Bueno, es hora de que me vaya.

- Me has de dar tu número de teléfono que ya te llamaré para saber de ti.
- Ten. - Sacó un bolígrafo del bolsillo y una agenda, arrancó una hoja y apuntó su número.- Llámame siempre que quieras.

-  Bueno, hasta la próxima.

Se despidieron dándose un fuerte abrazo. 

- Adiós amigo.