Cuando el doctor Da Barca se fue con el tren el chico de los periódicos siguió paseándose por el andén durante un par de horas, nadie compraba nada, todos con la misma excusa de “no puedo, tengo prisa” o bien “voy justo de dinero”, se hartó y se dijo a si mismo “si tengo que esperar a que alguien me compre me dan las uvas, son todos unos agarrados”.
Se dirigió hacia la salida de la estación, allí para colmo se encontró a una gitana de esas que se dedica a cobrar por adivinar tu futuro, leyéndote las manos y echándote las cartas. El chico la miró de reojo y pasó rápidamente ya que no le dan buenas vibraciones ese tipo de gente pero de repente ella le grita: -Tú, si tú, ven aquí.- Él se sobresalta y se gira desconcertado: -¿Quien, yo? - Acto seguido la gitana responde: -Sí, tú, ven aquí.- El chico se acercó lentamente mientras le decía: -Lo siento, no tengo tiempo y no me queda apenas dinero. Ella se rió descaradamente y dijo gritando: -Por lo visto eres un hipócrita, usas las mismas excusas baratas que usa la gente contigo, tranquilo, no hace falta que te acerques más, lárgate, y cuida bien tus periódicos.- Le hizo un gesto extraño con la mano y se le quedó mirando fijamente. Él se giró rápidamente con una sensación extraña en el cuerpo, estaba intranquilo, sabía que no debía haber hablado con esa señora y tenía un mal presentimiento.
Camino a casa estuvo comiéndose la cabeza con el gesto que le hizo y analizando la última frase que pronuncio, ¿Cómo sabia aquella señora lo que él pensaba? ¿Y eso que dijo de los periódicos, porque? ¿Le habría echado un mal de ojo? Que extraño todo, estaba bastante preocupado y solo tenía ganas de llegar a casa.
Una vez en la puerta se tocó los bolsillos para buscar las llaves y fue cuando se dio cuenta de que no estaban, no podía ser, volvió a registrarse los bolsillos 5 veces más, nada, volvió corriendo a la estación, sin resultados. Para colmo sus padres no volvían hasta mañana por la noche y solo tenía dos euros veinte. Volvió al portal de su edificio, y se recostó tapándose con tres de los periódicos, y en ese momento recordó la frase de “cuida bien tus periódicos”.
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