
Erase una vez, hace muchísimos años, las islas Phoenix, eran un lugar idóneo para familias y turistas. Grandes playas rodeaban la isla, con arenas blancas y aguas cristalinas. Estaban consideradas uno de los sitios más hermosos del planeta, hasta que una noche, empezaron a notar un temblor bajo sus pies. La gente salió de sus casas, asustada, confusa. Algunos corrían y gritaban, pensaban que el volcán que se encontraba en la cima de la isla había entrado en erupción. Muchas familias cogieron a sus hijos y se subieron en los botes que había en la playa, en los cuales llegaban los marineros de su larga jornada, y se pusieron a remar desesperados por salir de la isla y no ser afectados por el volcán. Pero cuando ya se creían a salvo, un monstruo gigante salió del fondo del mar Mediterráneo cogiendo a todas las barcas que se encontraba a su paso. Muy pocas fueron las que escaparon de sus garras, pero a los pocos días sin encontrar tierra y sin poder alimentarse murieron en el intento. Entre la gente que estaba en la isla, se sembraba el pánico poco a poco. Los turistas gritaban una mezcla entre pánico y arrepentimiento, mientras que los pueblerinos, lloraban desconsolados por sus familias. El monstruo no tardó mucho en llegar a la isla. A medida que se iba acercando a la orilla, su silueta iba aumentando cada vez más y más. Era un bicho enorme. Tenía la cara de toro y el cuerpo de dragón. Todo el mundo se había escondido en sus casas, pero todo esfuerzo era inútil. El Taudra, iba escupiendo fuego a todas las casitas de paja que poblaban la isla, a la vez que con sus cuernos envestíatoda la flora del lugar. Fue una auténtica masacre. El Taudra se fue haciendo paso entre las ruinas y el fuego de la isla hasta que llegó al gran volcán. Subió la montaña y entró en el cráter. No pasaron más de cinco minutos, cuando en la isla entraron cuatro Taudras más con prisioneros de las demás islas del archipiélago. Gritaban y pedían ayuda, pero los pueblerinos de la isla central no osaban en salir de sus casas medio en ruinas. Todos se dirigían hacia el cráter del volcán y se adentraban en el rojo fuego.
A los pueblerinos, les costó muchísimo tiempo reconstruir su pueblo, pero cada año, en la misma fecha salían los Taudras y cogían prisioneros para llevárselos a su guarida en el cráter del volcán. Nadie hasta la fecha sabe lo que ocurre dentro del cráter. Esas maravillosas islas, se convirtieron en un lugar del que ya nadie hablaba, quedó como un sitio de leyenda. Si alguien intentaba entrar o salir, un Taudra salía del fondo del mar, y lo llevaba como prisionero. Las islas Phoenix, han quedado registradas como islas deshabitadas pero lo que de verdad pasa en ese archipiélago es que nunca nadie más ha podido entrar ni salir desde la temible llegada del Taudra.
2 comentarios:
Muy bien, Alba, has inventado una buena historia.
¡CORREGIDO!
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