
LA PUESTA DE SOL
Un día de julio, un chico llamó a la puerta de una casa, la de mi casa.
Bajé corriendo para ver quién era y me vendaron los ojos con un trapo.
Y me hizo entrar a su coche.
Me llevó a un lugar donde yo oía el mar.
Me quitó la venda de los ojos y me encontré en un lugar aislado de todos los sitios, en un lugar en el que no se veía a nadie, entonces me asusté, de repente cogió y me dijo:
- Mira enfrente.
Allí vi la puesta de sol más bonita de las que podría a ver visto en toda mi vida.
Una puesta de sol preciosa , con un cielo rosado, morado, azulado y muchos colores más.
Se veía un sol inmenso y se reflejaba sobre el mar liso y transparente.
En ese mismo instante él me rodeo el brazo por la espalda y me abrazó, entonces me susurró a la oreja:
- Está sensación que tienes al ver esta puesta de sol tan bonita, la tengo yo cada mañana cuando estás junto a mí.
Entonces me cogió un cosquilleo por la barriga, me miró y me besó.
Cuando me terminó de besar, los dos miramos a la puesta de sol y vimos que ya se estaba acabando y entonces me giré, lo miré y le dije:
- La puesta de sol se acaba pero espero que esto dure para siempre.
1 comentario:
Muy buena redacción, Judit. Así me gusta.
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