Maria da Visitaçao iba como cada día hacia el club pensando que sería otro día malo como siempre y que le gustaría cambiar de vida y estudiar filosofía. Pensaba en dejar esa faena desde hacía años, pero nunca se decidía, hasta que un día se plantó enfrente del local y pensó: Hasta aquí hemos llegado. Cogió su coche y se fue para no volver nunca más.
Empezó trabajando en una ferretería un mes y cuando tuvo suficiente dinero se fue hacia A Coruña donde estudiaría filosofía durante 4 años en la universidad compartiendo piso con otras estudiantes. Cuando acabó los estudios se volvió a Santiago de Compostela y se puso a trabajar como profesora en un instituto de allí. Se casó con otro profesor de ese mismo instituto y tubveron dos niños y una niña.
María es ahora una mujer muy feliz con una familia y un trabajo estable, y todo gracias a la gran decisión de irse del club.
Un día volvió para ver cómo estaba ese club y vio que estaba muy dejado, pero sus antiguas compañeras estaban aun todas. Le explicaron a María que desde que se fue Herbal todo iba mal, y María les explicó cómo le iba de bien a ella, de lo que todas quedaron sorprendidas y quisieron seguir su ejemplo. Algunas lo consiguieron, otras no.
María da Visitaçao siguió con su buena vida y al cabo de un tiempo tuvo su primer nieto, lo que la hizo muy feliz, pero su hija no tenía dinero para mantenerlo y ella estaba jubilada con una pequeña pensión, lo que hizo que su hija, también llamada Maria, tuviera que trabajar en el club donde había trabajado su madre.
La historia se repetía.
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