Vídeo despedida
Cuándo María da Visitacão acabó con un cliente bajó al vestíbulo, para ver qué había sucedido.
Ahí se encontró a Manila, sentada en su típica butaca mal tapizada con una tela roja pasión, que a lo largo de las décadas había quedado descolorida. Cuando María bajó la mirada, pudo ver allí el cadáver de su amigo y amante Herbal.
A la mañana siguiente, después de que la policía se hubiese marchado, María se hizo la maleta y se dispuso a irse, no antes sin despedirse de Manila, la cual le dijo que la echaría en falta.
María se dirigió al hospital Santa Bernarda, ya que se encontraba mal y no quería emprender el largo viaje de vuelta a Portugal, con ese malestar. Una vez en el hospital, el médico le dio la buena noticia, el malestar de María era debido a que estaba embarazada, y no lo estaba de cualquiera, sino de reciente difunto Herbal con el cual tuvo unas apasionantes y jubilosas noches.
María cogió el tren que la llevaría de vuelta a casa, esta vez, tenía otro propósito, se dirigía a Portugal a abortar. En el viaje pudo observar el verdor y de su tierra natal, y el olor a fresco que esta desprendía.
Una vez llegado, María lo comprendió, no podía deshacerse de ese hijo al que estaba naciendo en su interior, no, necesitaba criarlo y transmitirle su amor y el de su padre. Llegó el día en el que el hijo nació y creció. Ese mismo día, María se sentó a su lado, le dio su apreciado lápiz de carpintero y le contó su magnífica historia, la de su padre y la de Daniel.
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