La
Poncia es una mujer que viene de un linaje no muy próspero, es decir
que su familia era pobre y pasó una infancia normal pero, con
algunos días de miseria y dificultades. Llegando a su edad media,
entre los 25 y 30 años conoció a Bernarda y empezó a trabajar para
ella a cambio de un sueldo que le permitiese vivir y valerse por si
misma. Poncia trabajó durante más de 30 años para Bernarda,
situándonos a la edad de 60 años que tenía Poncia.
Ella
llegó a darse cuenta de que las cinco hijas de Bernarda, todas ellas
sin hombres ya que las tenía en casa encerradas y más aún en
tiempo de luto por la muerte de su padre, desencadenarían una
tormenta muy problemática en el futuro. Al trabajar tantos años
para Bernarda, Poncia descubrió el carácter de Bernarda, que era
muy dominante, malvada, egoísta y muy tozuda a la hora de entrar en
razón, ya que ella, según decía, siempre hacía lo correcto, nunca
se equivocaba y odiaba que los vecinos hablaran mal de ella pero, por
contra parte, ella los espiaba. Poncia en los días de luto llegaba a
tener tanta hambre que sus instintos la guiaban a hurtar la propia
longaniza de la casa junto a otra criada más joven.
Puede
parecer extraño, pero Poncia se preocupaba por las hijas de Bernarda
aunque sólo fuera un poco, les contaba sus experiencias e incluso
llegó a advertir a Adela de que dejará de llamar la atención de
Pepe, que todo eso podría acabar muy mal.
Poco
después, Poncia decidió avisar a Bernarda de los problemas que
tendría con Pepe el Romano ya que Adela seguía relacionándose con
él en secreto, no es de mucho saber que Bernarda ignoró todo lo que
Poncia le dijo ya que según ella, allí no pasaba nada malo y sus
hijas nunca se le rebelarían jamás.
Llegamos
a la noche, donde estalla el problema y Bernarda dispara a Pepe con
intención de matarlo. Pasado este acontecimiento, Adela frustrada
por perder a Pepe, el amor de su vida decide suicidarse, acabando así
con la predicción de Poncia sobre la tormenta. Después de este
evento tan trágico, Poncia pasará el resto de su vida sirviendo a
Bernarda y cuidando a sus hijas que ahora eran cuatro y no cinco.
No hay comentarios:
Publicar un comentario