
La primera vez que me subí en bicicleta yo no quería pero mi padre me dijo que me tenía que subir que sino nunca aprendería. entonces me subí pero me pusieron unas ruedecillas. Mi vecina y yo, que éramos enemigas, siempre nos encontrábamos y un día me empezó a decir:
- Mira, yo voy sin ruedecillas.
Así que así que me las quité y fui a dar una vuelta mi padre y yo.
Más adelante, cuando ya era mayor, me tenía que cambiar la bicicleta y ya hacía mucho tiempo que había vstoa mucho tiempo que havia visto una que me gisto una que me gustaba mucho. Por mi cumpleaños me la regalaron y entonces todo el día iba en bicicleta. Se me volvió a quedar pequeña así que me compraron una que no era justamente la que quería, pero esa ya me va bien así que sigo con ella y nunca me la cambiaré.
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